Wednesday, August 08, 2007

Porque el tango se baila con un porteño



Viajar a Buenos Aires siempre puede ser algo muy productivo, la ciudad es hermosa, la ropa es barata, la gente es amable, etc, etc, etc…Pero la mejor parte de todas es cuando una se topa con un ejemplar masculino que tiene plenamente integrado en su vocabulario el “che” y que además de esto, gracias a su notoria ascendencia italiana, es tan guapo que te puede dejar con los ojos cruzados.

Los dos primeros días en Argentina no los recuerdo, debe ser por el exceso de calmantes que tuve que ingerir para poder subirme a un avión sin sufrir una lamentable crisis de pánico. Lo único de lo que si me acuerdo (extrañamente en estas situaciones mi mente sólo almacena imágenes apetecibles), fue de un sujeto excesivamente delicioso que divise en el lobby mientras yo subía las escaleras antes de ir a dormir. Obviamente le lancé un saludo fugaz pero coquetón, cosa de ir preparando el terreno para mi posible ataque, lo que parecía bastante probable, ya que el tipo me lanzó un saludo parecido en respuesta.

La noche siguiente me encontraba en la zona wifi chateando con quien fuera para matar el aburrimiento soporífero que me provocaba la maldita ley seca bonaerense, lapsus en el cual ocurrió que me bajó la locura de escribirle cosas horny a un chico hot del pasado, a quien terminé enviándole una foto mía donde aparecía casi sin ropa, a quien posteriormente en un segundo arranque de demencia, se me ocurrió llamar larga distancia para decirle una infinidad de cosas nada respetuosas ni decentes.

Mientras estaba sentada en el locutorio diciéndole al chilenito hot todo lo que dictaba mi sucia conciencia, el argentinito hot me miraba con cara de pregunta desde afuera, por lo que mientras explayaba mis deseos de calentura (lo que me salió bastante poco económico) nuevamente saludaba a través del vidrio coquetonamente a mi próximo deseado, al cual posteriormente tranquilisé explicándole mi larga charla telefónica con un "mi mamá que habla tanto..." (no fuera a pensar que tenía novio en Santigo, verdad? Menos si the other one me dio tan poca bola)...

Como dije antes, le había enviado al hot chilensis una foto mía nada recatada, la cual no tenía porque perder su uso en una sola persona, ya que por lo visto al santiaguino horny no le interesó lo suficiente, y como a mi no me gusta nada que me anden despreciando, más aún después de tan cotizado regalo fotográfico, con cara de mosca muerta le pregunté maliciosamente al porteñito delicioso “Qué harías tu si una chica te manda una foto como esta??” (Y si, yo también soy una galana de mala muerte!) Mientras le mostraba a esta criatura mi expresión artística.

Está demás decir que el pez mordió el anzuelo, porque además de pedirme que le enviara también a él la foto pornográfica (creanme que yo ya me sentía toda una pornstar, más que aquella vez en que se me ocurrió grabar una sesión de fornicio) comenzó con las típicas galanterías que le hace un nene a una nena y que son lo suficientemente directas y no pasan nada desapercibidas (miraditas, palabrerías, coqueteos varios, etc.)

Cuando ya me aburrí de tanto jueguito, (porque yo soy de esas personas a las que les entra el aburrimiento luego, más si la acción se demora mucho en llegar) me fui a dejar un vaso sucio al lavaplatos, dispuesta a retirarme indignada a los brazos de Morfeo.

Por suerte el che querido reaccionó ante la desaparición de su nena hot (yo, obvio) y rápidamente se dirigió a la cocina a decirme la tierna y trillada frase (que suena mucho mejor con acento argentino, créanlo) “Me dejás darte un beso?”, y yo, haciéndome la tonta (siempre hay que hacerse la tonta en un principio, las garras se sacan después) le puse voz de nena linda y le contesté “bueno, pero sólo uno”

POR FAVOR … Quién me creería esa farsa????!!!!!!!!!

Y así empezó la mejor parte de mi jornada turística, partió con un romance tironeado y acelerado dentro de un baño y persistió las noches siguientes.

En mi primer encuentro acalorado (que quede claro que no fue en el baño sino en una digna cama) me encontré con la mayor sorpresa que me podría haber esperado, y aunque pareciera ser el sueño de toda mujer, creanme ustedes que a veces es un GRAN inconveniente.

Resulta que el nene argentino tenía para su haber un órgano reproductor aterradoramente GIGANTESCO, ante lo cual mi primer pensamiento fue “Ah no, aquí cagué, éste me parte!”

Y si, bueno, así fue, me dolió del terror por lo que la diversión en verdad esa noche no fue tan divertida, sino más bien sufrida. Tuve que dejar al pobre sujeto a medias y decirle amablemente “Oye, mejor a dormir”. Lamenté profundamente decepcionarlo, pero lo que es yo, no podía MÁS!!!.

Al día siguiente me costaba infinidades sentarme y me resultaba un esfuerzo sobrehumano caminar, lo que es extremadamente perjudicial cuando uno anda de turisteo.

Pero como yo soy un ser absolutamente porfiado, fui a la batalla la noche siguiente, y todas las que siguieron, porque el nene era tan HOTTTTTTTT que era imposible ignorarlo y desperdiciarlo. O S E A !!! Menos pecado habría sido no ir a Puerto Madero o al obelisco!

Estas veces tuve que dictarle una serie de órdenes a mi compañero de cama, con el fin de proteger a mi pobre y amada amiguita. Y bueno, si la práctica hace al maestro, pueden concluir que finalmente grité mi tan esperado “Viva Argentina! (gritar "Viva Chile" habría estado fuera de contexto…Jajajajajaja!!!)

Y así transcurrieron mis vacaciones, las que fueron quizás todo lo que he soñado en un viajecito al extranjero. En el día patiperreaba de lo lindo con mis mejores amigos, anonadada por lo topísimo que es mi amado Buenos Aires (no lo visitaba hace siglos), comprándome kilos de libros, música y ropita bella, y por las noches, luego de bailar frenéticamente en la discoteque de turno (a las que iba en calidad de soltera, obviamente), tenía a mi porteño exquisito que me impedía pasar frío…

Pero como todo llega a su fin, tuve que volver a mi país solita como dedito, donde por el momento no hay ningun prospecto que me provoque lo suficiente, extrañando, claro está, en las primeras noches de retorno a mi tan deseado che querido.

Pero como siempre hay que ver el vaso medio lleno y ser agradecida de la vida, si hay algunos marineros que tienen una mujer en cada puerto, yo tengo a un porteño extra large que siempre hará más emocionantes mis viajes trasandinos.

Y bueno, qué más puedo decir?

Así da gusto bailar el tango, verdad??!!